¡NO CANTAR CON LA GARGANTA!
Por supuesto que se canta con la garganta y POR la garganta. Desde ya que no se canta por las orejas, aunque sí lo hacemos gracias a un buen oído, a la expresión de los ojos y a los resonadores nasofaríngeos. Además de la intervención de los músculos faciales, con el cuerpo en general con algún que otro "tic" nervioso, y en especial gracias al coraje de nuestra mente positiva. En el fenómeno de la fonación, la garganta, llamada así genéricamente, no es de ninguna manera, un simple convidado de piedra. Por el contrario, es nada más y nada menos que el instrumento muscular y óseo que encierra un grupo de mecanismos móviles delicados y resistentes, sensibles a los estímulos neuromusculares y perfectos aerodinámicamente, que responde a los sistemas digestivo y respiratorio y, dentro de este último, a las sonoridades conscientes o inconscientes que van desde el ruido propiamente dicho, hasta el aria de ópera más exigente, pasando por la comunicación del hablar cotidiano y profesional.
Sin embargo, aunque esto nos parezca sorprendente, entre los cantantes existe una vieja tradición pedagógica, parienta del ocultismo irracional, que convirtió a la pobre garganta en un absurdo tabú de connotaciones tragicómicas, sumiéndola en el desván de las malas palabras, o como una especie de "gallina de los huevos de oro" o de "Cenicienta" injustamente maltratada. Porque es ella la que nos eleva hacia un verdadero éxtasis con sus gorgeos y cadencias como fuegos artificiales, o nos sumerge con su voluptuosidad dramática, su alegría o su bufonería, ya que es el único instrumento capaz de reseñar todas las emociones humanas y el más sutil de los sentimientos con total fidelidad, aunque, como dijimos, a la hora de premiar y congratular, la prohibimos y ocultamos negándole la autoría de tales heroicidades. De esta forma irracional hemos estado matando a la gallina de los huevos de oro y haciendo sufrir a nuestra cenicienta.
¿Será por eso q mantiene bajo tal hermetismo sus secretos? En la garganta está el origen mecánico de nuestro más espectacular medio de expresión, y por ello no debemos ocultarla ni dejar de mencionarla durante nuestra práctica vocal, sin temores ni falsos prejuicios, ya que todo el trabajo que hacemos con ella, mediante arpegios que insisten en subir, bajar, detenerse o agitarse, está dirigido sistemáticamente para que el conjunto de músculos y cartílagos que la componen trabajen en óptimas condiciones; pero jamás debe pensarse que estos esfuerzos a que la sometemos son para que no trabaje. Cuando el alumno nos dice "NO SENTI NINGUN ESFUERZO EN LA GARGANTA...", es simplemente porque todos los músculos trabajaron bien. Será bueno recordar entonces que nuestro hígado se hace sentir cuando trabaja mal, pero cuando no lo sentimos también esta trabajando.
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