La llegada de las Fiestas mueve a veces en nosotros, sentimientos contradictorios. El tradicional "balance" que hacemos al finalizar cada año suele resaltar aquello que éste nos queda "debiendo": las dificultades, los desaciertos, las dudas, las preocupaciones, las injusticias. Sin embargo, y a pesar de todo esto, es necesario encarar el año que comienza con una actitud positiva tratando de generar desde cada uno, pequeñas actitudes para ayudar a otros a ser más felices sin esperar nada a cambio, y así.... con la suma de las "pequeñas cosas" podremos empezar a cambiar al mundo.
Tal vez se necesiten cosas simples como una palabra, un gesto de ternura, una mano que ayuda, una alegría compartida. Tenemos que llegar a los demás, no solamente a quienes nos agradan, todos tenemos ansias de felicidad, de tranquilidad. Se habla mucho..., dirán algunos, pero siempre pasa lo mismo. Es en esos momentos en que sentimos que todo está mal, que caemos en lo más profundo creyendo que nada va a cambiar, cuando debemos tomar todo nuestro coraje, nuestro amor y nuestra fuerza y luchar para tratar de conseguir el cambio, aprendiendo de los errores para obtener experiencia y objetividad..
Una sonrisa sincera, una lágrima, unos minutos de nuestro tiempo, pueden ser esas "pequeñas cosas" que cada uno espera que el otro le brinde para saber que no está solo, y que siempre vale la pena volver a empezar con la ardua pero no imposible tarea de cambiar al mundo.
¡Muchas felicidades!
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