Estábamos sobre el escenario de la Peña Lo de Pueyrredón, cuando el dueño del local, Horacio Pueyrredón, me pasó una hoja de papel escrita, mientras cantábamos. Yo pensé que se trataba de un pedido, como suelen hacernos, para que cantáramos algunos de nuestros viejos temas. Cuando lo abrí y lo leí en silencio, la sonrisa se desdibujo de mi cara. Creí que no podría sacar los ojos del papel nunca más.
Mientras miraba mudo, "murió Domingo Cura, arriba de un escenario, actuando", como en cámara lenta... comenzaron a pasarme las imágenes de una actuación (entre otras) en Río Gallegos hace mucho, pero mucho tiempo... lo veía tocando sus bombos, junto a Ariel Ramírez, Jaime Torres y nosotros.
La voz de mi compañero Patricio, que estaba al lado mío, me sonaba lejana, hasta que me tocó el brazo y escuché claramente, que me preguntaba: "Jacho, ¿qué pasa?". Mientras le pasaba el papel y apretaba muy fuerte con ambas manos mi guitarra, le comuniqué al publico lo que había pasado. Quizás, lo que estaba pasando en ese momento.
Lo único coherente que atiné a decir, además de contar lo sucedido, fue: "Creo que Domingo murió en el lugar soñado por todos los que abrazamos esta pasión por la música, un escenario es el lugar desde donde pretendemos comunicarnos con el público". Sin duda, elijo para morir ese mismo lugar, eso sí, si fuera posible, que entre el público estuvieran mis hijos, como siempre suele estar por lo menos uno de lo cuatro, cuando cantamos. Quería compartir con ustedes mi emoción".
Lo ultimo que dije fue: "Domingo Cura, hermano de la música, descansa en paz". Y nos bajamos del escenario.
Ángel "Jacho" Dimeo (Los Peregrinos)
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